lunes, 11 de mayo de 2009

Muerte en Sanlúcar 3: El viaje


Hola, me llamo John, Juan en español. He leído vuestra web. Llevaba tres semanas encerrado en el periódico de Sanlúcar de Barrameda. No hablo bien español, pero me he preparado bien con un diccionario que me ha dejado Cristina, la directora del periódico.
Yo soy un turista travesti, que estaba en la Estatua de la Libertad disfrutando del paisaje con mi perrita "Lulú", mi peluca pelirroja, mis pechos de silicona recién operados y mis labios gruesos con las medidas justas de vuestro plátano de Canarias. De repente noté una sacudida, que ni el más ferviente de mis amantes me había hecho sentir nunca.
Entonces, alucinado, agarrándome con una mano a la barandilla y sujetando a la perrita con la otra, vi asombrado como la estatua volaba por los aires a velocidad de vértigo con todos los turistas que en ese momento estábamos visitando el monumento ... ¡el susto fue grandísimo!.
Hoy que comprendo mejor la causa por la cuál fui transportado, solamente tengo que lamentar que al pasar por el Triángulo de las Bermudas, y a consecuencia de los fuertes vientos que el viaje supersónico producía, volara mi hermosa peluca, mi perrita, me reventaran las tetas como globos, un ojo se me quedara tuerto y los mofletes hinchados, pues se introdujo en ellos, y aún hoy día no sé cómo, la silicona del pecho.
La verdad, los espíritus que quisieron comunicarse en vida y no pudieron .-¿No pudieron coger por otro camino para llevar la estatua a Sanlúcar de Barrameda.
Decía al principio que comprendo muy bien la razón del viaje, dado que mi colectivo es uno cuyas imágenes no son muy bien aceptadas socialmente, y entiendo también que una futura nueva formación para los niños, basada en una disciplina exclusiva para la aceptación de imágenes física rechazadas actualmente.
Cuando me pregunto el porqué esta disciplina sería importante para millones de personas, me acuerdo que el otro día leí en vuestra web el comentario que os hacía Menchu, de que le costaba trabajo aceptar su propia imagen desde que tiene un ano artificial. Yo le aconsejaría que se acercase a las personas que la quieren o aprecian, y pidiese ayuda a un psicólogo o psiquiatra, que al igual que los médicos, los hay muy buenos.
Pero comprendo que la futura nueva formación escolar, basada en lo anteriormente mencionado, haría que al salir de la consulta del especialista (dado que los prejuicios culturales sobre imágenes rechazadas actualmente afectan a todos los adultos, incluidos los propios terapeutas, si se encontraran en circunstancias de sufrirlas, y que tal corriente cultural no puede ser tratada con un enfermo individual) se encontraría con la presión de que la cultura del rechazo a ese tipo de imágenes, continúa a su alrededor.
La nueva formación, estoy de acuerdo con ustedes, ayudaría a menguar dicha presión social y evitaría interferencias, creando en la aceptación, comunicación y predisposición a los tratamientos; y a la aceptación de imágenes no gratas y rechazadas que andan con los pies de los complejos como los de Down, gordura espantosa (perdón, quería decir mórbida), tetraplejias, autismo, cegueras, sorderas, Alzheimer (del que ya habéis puesto el ejemplo del Rey y Adolfo Suárez) y haría efectivamente que subiera la poca audiencia con la que se ven hoy día las Paraolimpiadas (discapacitados).
La mejoría sería ya muy importante por si misma para todos.
Dado que la corriente cultural que nos lleva a que todo lo expuesto, viene de muchísimos siglos atrás, es comprensible que pongáis un plazo largo e hipotético para contrarrestarla. Vuestros principios, menos mal, que están en están en estado evolutivo, proque si no podrían ser los que Blancanieves les puso a los siete enanitos. Me ha dicho Cristina que le habeis mandado vuestra web al Defensor del Pueblo, a todos los Colegios de Psicólogos y Mñedicos de España, a algunas sinagogas, mezquitas, al Vaticano y al Palmar de Troya. La verdad es que está claro que no os escondeis porahora. Y además creáis una plataforma multidisciplinar que empuje a otras para formar vuestra exclusiva y futura disciplina. Pues las corrientes culturales las forman distintas disciplinas en evolución y observación.
Y acordaros en preparar e informar a los padres de que sus hijos van a ser educados en vuestros imaginados "anticuerpos culturales" y, de paso, acordándome de mi perrita volatilizada y de todos los animales, que por su minusvalía o mala imagen, son abandonados o no elegidos como compañía, os ruego que le hagáis un hueco en vuestra futura disciplina.
Hoy por fin he decidido salir del periódico con dos chinos (también turistas que viajaban en la Estatua de la Libertad), que se han enamorado a base de agarrarse uno a otro en el viaje; y les comentaba por la Calzada del Ejército de Sanlúcar lo de mi perrita, la peluca y la silicona; y para nuestra sorpresa nos hemos encontrado con la Cibeles, pero "sin turistas" y dijimos .-¡Menos mal!. Entonces escuchamos a nuestras espaldas gritos de personas y vimos, al volver las cabezas, a la Torre Eiffel "llena de turistas", que salían corriendo desorientados ante el asombro del generoso pueblo sanluqueño. Iban en dirección a Bajo de Guía; los chinos y yo, para tranquilizarlos, les gritábamos .-¡Que no pasa nada!,¡que en Sanlúcar eso es normal!.
Cuando llegaron a Bajo de Guía los restaurantes ya tenían las mesas preparadas con sus manteles limpios, llegaron despavoridos.

Los camareros iban con la silla en sus manos detrás de los culos de los turistas de la Torre Eiffel para ver si se sentaban, de una vez por todas, agotados por la impresión, de manera que algunos se habían sentado en las mesas de un establecimiento pero con los asientos pertenecientes a otros.

Un señor que se había subido a la torre con la intención de quitarse la vida, pues su mujer le ponía los cuernos, entró en un restaurante como un toro de lidia y le dió una cornada en la barriga al propietario que era socio de una peña taurina que se llamaba "no se qué de Parada", y éste paró el golpe de tal manera, que la presión de los gases que subieron por su esófago produjo tal efecto en su cavidad bucal, que se le voló un diente y se quedó incrustado en la carta que llevaba en la mano con intención de enseñarsela al turista, justo en arroz a la marinera doce eruros.

El caos era total, llegó hasta la Guardia Civil, creyendo que era una visita improvisada del Presidente del Gobierno.

Una turista obesa, pero que no llegaba a ser mórbida por cincuenta kilos y ciento un gramos, se subió en los brazos de un camarero y le daba golpes en la cabeza con una langosta, exigiéndole una explicación del viajecito.

Entre todos creaban una imagen simpática, pero rechazada de tal manera que ni vuestros anticuerpos culturales hubiesen podido aceptar al menos en los primeros cursos.

Pero en medio de tal lio, de repente me fijé en los amantes chinos, que estaban como dos estatuas de sal, y con los brazos extendidos señalaban con el dedo índice al otro extremo de la desembucadura del Guadálquivir y me dijeros a dúo, con los ojos redondos y la voz suave .- ¡Mila alí!.

Allí en el Coto estaba la Alhambra de Granada, bien por que los espíritus que quisieron comunicarse en vida y no pudieron, estaban cansados o desatinados, el caso es que tal como fuera, la habían ubicado allí, y, gritando en una de sus ventanas, a un tío que decía, con una chilaba .-¡Que venga el Real Fernando por mí, que soy Boabdil!, ¡preparadme una copita de manzanilla y langostinos!.

La verdad sea dicha, es que, a pesar de haber perdido las tetas de silicona, los labios gruesos de boquita de plátano de Canarias y a mi perrita Lulú, estoy empezando a pasarlo muy bien en Sanlúcar de Barrameda. Tanto, que estoy pensando en comprarme un traje de flamenca de lunares, una flor para la oreja y no volver nunca más a Chicago, porque quiero vivir aquí, en la tierra de la Manzanilla hasta, como ustedes dicen, el tiempo ladrón me lleve al otro barrio.

Besos para todos.

John (Juan en español)

M.A.D.E.
Publicado en Sanlúcar Información en mayo de 2009

1 comentario:

  1. Hola, soy Lulú, la perrita de John el travesti. Dedidle que estoy bien y que tengo novio. Pues los vientos huracanados del Triángulo de las Bermudas me llevaron a una playa increiblemente bella de una isla fantasmagórica.
    ¡Guau!,¡guau!
    Lulú

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